Historia del castillo de Elda

Redacción

Castillo de Elda (Alicante)

Situado estratégicamente en lo alto de una colina que domina la ciudad alicantina de Elda, el Castillo o Palacio condal de Elda es hoy uno de los testimonios patrimoniales más importantes de la provincia de Alicante y un monumento clave para entender la historia medieval del sureste español. A lo largo de los siglos, la fortaleza ha sido testigo excepcional del paso de diferentes culturas, desde la época musulmana hasta el dominio cristiano posterior, reflejando en sus muros siglos de acontecimientos históricos y cambios políticos que han definido el desarrollo regional.

Orígenes 

Aunque la zona en la que actualmente se encuentra el Castillo de Elda ya estuvo habitada desde la Prehistoria, los primeros registros fiables sobre la construcción fortificada datan del periodo islámico andalusí, concretamente alrededor del siglo XII. Tras la derrota almohade en la batalla de Huete surgió la necesidad de proteger los territorios del sureste peninsular frente a posibles incursiones de los cristianos lo que llevó a la erección de numerosas fortalezas defensivas, siendo el castillo de Elda una de ellas.

En aquel entonces, la fortaleza cumplía un rol defensivo crucial respecto al control territorial de las vías de comunicación entre Murcia, Alicante y la zona interior de Castilla. Bajo el dominio almohade, el castillo adquirió especial importancia como enclave estratégico y defensivo, sirviendo tanto de residencia señorial como de lugar desde el cual ejercer el control político, económico y militar del territorio.

El Castillo de Elda en la época cristiana

Tras la conquista cristiana consolidada por Jaime I de Aragón en el siglo XIII y, posteriormente, por Alfonso X el Sabio, que logró incorporar a la corona castellana gran parte de la región alicantina, el Castillo de Elda pasó definitivamente a manos cristianas. Durante esta etapa, la fortaleza vivió un proceso de transformación arquitectónica, adaptando sus estructuras iniciales islámicas al estilo propio de las técnicas constructivas castellanas de la Edad Media.

En 1296, el rey Jaime II de Aragón tomó estas tierras para el Reino de Valencia, consolidando un período en el cual Elda cobraría aún mayor importancia en la región. Las reformas constructivas que el castillo experimentó durante los siglos XIV y XV corresponden, precisamente, con el periodo bajomedieval, un momento clave donde el enclave ganó relevancia y permitió un incremento sostenido de población y actividad económica en la villa de Elda.

Arquitectura

Desde sus etapas fundacionales hasta hoy, la estructura arquitectónica del Castillo de Elda ha sufrido considerables cambios, consiguiendo a lo largo del tiempo un aspecto evolucionado que refleja históricamente las reformas, añadidos y destrucciones padecidas durante los conflictos bélicos y las épocas sucesivas.

Maqueta que muestra una reconstrucción del castillo de Elda en el Museo Etnológico de Elda. Fuente: CastillosNet.org

Desde el punto de vista arquitectónico, el castillo se asienta sobre una elevación rocosa natural que facilitó su defensa original. El complejo se compone de diferentes estructuras perfectamente diferenciadas, aunque el paso del tiempo y la falta de mantenimiento posterior han dejado el edificio con un aspecto hoy ruinoso y parcialmente degradado.

En cuanto a sus elementos principales destacan la muralla perimetral, los restos de varias torres semicirculares estratégicamente apuntadas a diversos ángulos para dominar visualmente todos los accesos y el horizonte circundante. Destaca especialmente la existencia de un gran patio de armas, espacio clave para la vida cotidiana del castillo y que muestra claramente la típica disposición defensiva-medieval. También se han encontrado diversas dependencias residenciales y almacenes, lo que refleja que la fortaleza contaba con espacios interiores destinados no sólo a fines militares, sino también económicos y domésticos.

Deterioro del castillo

Durante los siglos XVI y XVII comienza para el Castillo de Elda una etapa progresiva de abandono. Al desaparecer en parte la utilidad estratégica inmediata de la fortificación, la estructura perdió el interés político y militar que justificaba su costoso mantenimiento. Esto produjo el progresivo deterioro y la ruina parcial del enclave, agravado más tarde tras las luchas de sucesión y los diferentes conflictos bélicos que afectaron gravemente toda la región alicantina en épocas posteriores.

En los siglos posteriores, parte de sus materiales fueron reaprovechados para construir otras edificaciones civiles, fenómeno habitual en fortificaciones que ya no tenían utilidad defensiva inmediata. No sería hasta el siglo XX que se realizaron algunos intentos de conservar y restaurar el castillo, aunque con resultados limitados y no exentos de cierta polémica, dado el complejo equilibrio entre conservación arqueológica y restauración arquitectónica.

El Castillo de Elda en la actualidad

A día de hoy, el castillo representa uno de los atractivos turísticos más importantes del municipio de Elda, así como un elemento clave para la puesta en valor del patrimonio histórico y arquitectónico del interior alicantino. Periódicamente se organizan visitas guiadas, jornadas de puertas abiertas y conferencias divulgativas encaminadas a que tanto vecinos como visitantes comprendan y aprecien adecuadamente el valor que posee el enclave en cuanto a memoria histórica y cultural del territorio valenciano.

Por otro lado, aunque el acceso al castillo está parcialmente restringido por motivos de seguridad y conservación, las autoridades locales siguen realizando esfuerzos constantes por poner en valor este monumento de tanto significado histórico. 

Cómo llegar

Para llegar al Castillo de Elda desde Alicante en coche, toma la autovía A-31 en dirección Madrid/Elda. Tras unos 35 kilómetros, sal por la salida 208 hacia Elda Centro. Continúa por la Avenida de Chapí, gira a la derecha en la calle Padre Manjón y sigue recto hasta llegar a la zona del casco antiguo, donde se encuentra el castillo, junto a la iglesia de Santa Ana. Puedes aparcar en las calles cercanas o en alguno de los parkings públicos del centro.

Si viajas en transporte público, puedes tomar un tren de Cercanías (línea C-3) desde la estación de Alicante-Terminal hasta la estación de Elda-Petrer. El trayecto dura aproximadamente 40 minutos. Desde la estación, camina unos 15 minutos por la Avenida de Chapí en dirección al centro histórico hasta llegar al castillo. También puedes optar por el autobús interurbano de la empresa Subús, que conecta Alicante con Elda; el viaje dura alrededor de una hora y tiene paradas en el centro de la ciudad, desde donde puedes acceder fácilmente al castillo a pie.

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