Recópolis: La Antigua Ciudad Visigoda en Guadalajara

Redacción

ruinas de Recrópolis con el rostro de Recaredo en el lado derecho de la imagen

Recópolis fue una antigua ciudad visigoda fundada en el año 578 por el rey Leovigildo en la actual provincia de Guadalajara.

El nombre de Recópolis, según atestigua san Isidoro de Sevilla en sus crónicas históricas, responde a un gesto dinástico ya que Leovigildo la consagró a su hijo Recaredo, futuro monarca e impulsor definitivo de la conversión de los visigodos al catolicismo, en un intento de legitimar la sucesión y fortalecer la cohesión política del reino. La fundación de una nueva ciudad desde cero era un fenómeno prácticamente desconocido en la Europa de los siglos VI y VII, lo que confiere a Recópolis una singularidad extraordinaria en el panorama arqueológico e histórico de la Península Ibérica.

La fundación de Recópolis

El nombre de Recópolis, según atestigua san Isidoro de Sevilla en sus crónicas históricas, responde a un gesto dinástico ya que Leovigildo la consagró a su hijo Recaredo, futuro monarca e impulsor definitivo de la conversión de los visigodos al catolicismo, en un intento de legitimar la sucesión y fortalecer la cohesión política del reino. La fundación de una nueva ciudad desde cero era un fenómeno prácticamente desconocido en la Europa de los siglos VI y VII, lo que confiere a Recópolis una singularidad extraordinaria en el panorama arqueológico e histórico de la Península Ibérica.

Retrato de Recaredo I ubicado en el Museo del Prado. Obra de Dióscoro Puebla.
Retrato de Recaredo I ubicado en el Museo del Prado. Obra de Dióscoro Puebla, Public domain, via Wikimedia Commons

El reinado de Leovigildo (568-586) estuvo marcado por una política de unificación territorial, centralización administrativa y afirmación institucional que tenía como objetivo consolidar el Reino Visigodo de Toledo como heredero de la romanidad en Hispania. En este contexto, la fundación de Recópolis obedece tanto a razones estratégicas como simbólicas. Situada en una posición dominante sobre el valle del río Tajo, en un espolón fácilmente defendible, la ciudad constituía un baluarte político y militar en la Marca Media del Reino, protegiendo uno de los accesos orientales a Toledo y, al mismo tiempo, controlando las rutas comerciales que surcaban la meseta castellana.

La construcción de Recópolis se interpreta asimismo como una forma de crear un nuevo centro palatino al estilo de las capitales imperiales romanas y bizantinas. Esta “ciudad para la realeza”, dotada de estructuras palaciegas, basílicas, espacios administrativos y áreas artesanales, funcionaba como un modelo urbano destinado a perpetuar la presencia del soberano y su dinastía en el territorio. Las crónicas indican que, además de su papel representativo, Recópolis sirvió como sede de un aparato administrativo y fiscal específico, recogiendo impuestos y gestionando los recursos de la zona oriental del reino visigodo.

Urbanismo y arquitectura

Recópolis contaba con un excepcional trazado urbano e innovaciones arquitectónicas. Las excavaciones arqueológicas, que se vienen desarrollando desde mediados del siglo XX, han permitido recuperar amplias zonas del recinto y recomponer el plano general de la urbe. La ciudad aparece rodeada por una potente muralla de mampostería, reforzada por torres en sus zonas más vulnerables, que se adapta al relieve natural del cerro y delimita una extensión de aproximadamente treinta hectáreas.

En el extremo oriental, en la parte más elevada y protegida, se situaba el complejo palatino. Este conjunto monumental, siguiendo la influencia de la arquitectura palacial tardorromana y bizantina, se articula alrededor de un gran edificio rectangular, con estancias distribuidas en torno a un patio porticado y provisto de salas oficiales, áreas privadas y dependencias de servicio. Entre los hallazgos más notables destaca una gran basílica de tres naves, con ábside semicircular y transepto, que servía de capilla palatina y simbolizaba la estrecha relación entre monarquía y religión en la sociedad visigoda.

Junto al palacio se extiende un área administrativa compuesta por edificios públicos, almacenes y talleres artesanales, que atestiguan la vitalidad económica de Recópolis. El sector sur estaba reservado para la población civil, con viviendas de distintos tamaños, calles empedradas y espacios comunitarios, lo que sugiere la existencia de una sociedad urbana compleja y jerarquizada. Llama especialmente la atención el sistema hidráulico, con aljibes y conducciones de agua, que demuestra el alto grado de ingeniería desarrollado por los constructores visigodos y la influencia persistente del urbanismo romano.

El complejo palatino y la basílica

El corazón administrativo y simbólico de Recópolis residía en su complejo palatino. Este espacio se articulaba en torno a un gran edificio, posiblemente de dos plantas, donde se han documentado restos de muros, bases de columnas, elementos decorativos en mármol y mosaicos de gran riqueza. Muchas de estas características se han relacionado con modelos imperiales procedentes de Constantinopla y de Rávena, lo que sugiere una intención expresa de equiparar la monarquía visigoda con las dinastías europeas más prestigiosas de la época.

La basílica palatina era uno de los edificios más impresionantes del conjunto, equipada con una triple nave separada por columnas y un transepto que acentuaba el carácter monumental del espacio. Su esplendor arquitectónico y su decoración con estuco pintado y mármoles importados reflejan la función de este templo como espacio de liturgia regia, donde el poder del monarca se legitimaba mediante la celebración de rituales religiosos.

La presencia de un taller de orfebrería e inscripciones de carácter fiscal y administrativo, así como la acuñación de moneda en nombre de Leovigildo y Recaredo, evidencian que Recópolis desempeñaba un papel central en la organización política, económica y religiosa de la Hispania visigoda.

Economía y sociedad

Las investigaciones sobre la economía de Recópolis han confirmado la existencia de una destacada actividad artesanal y mercantil. En la ciudad se han hallado restos materiales referentes a la producción de vidrio, cerámica y metalurgia, con talleres especializados que trabajaban para el grupo palatino y para la nobleza asentada en la urbe. La circulación de moneda propia, especialmente tremises de oro con inscripciones que mencionan a Recaredo, supone un indicio de la autonomía fiscal de la ciudad.

Recópolis acogía una diversidad de población compuesta por miembros de la aristocracia visigoda, funcionarios administrativos, artesanos y comerciantes, así como por un contingente de población campesina que residía en las inmediaciones del núcleo urbano. Las pruebas arqueológicas y paleobotánicas indican la existencia de una agricultura de regadío y la práctica de la ganadería, factores que garantizaban el abastecimiento y la autosuficiencia de la ciudad.

Declive y desaparición

La prosperidad de Recópolis se extendió hasta la invasión islámica de principios del siglo VIII. Tras la caída del reino visigodo de Toledo en el año 711, Recópolis fue ocupada por contingentes musulmanes que la rebautizaron y mantuvieron su importancia durante un breve periodo. Las fuentes arqueológicas constatan cierta continuidad de la vida urbana durante los primeros decenios de la dominación islámica, pero progresivamente los edificios monumentales fueron desmantelados y sus materiales reutilizados.

A día de hoy, el yacimiento de Recópolis constituye uno de los principales referentes para el conocimiento de la sociedad y la arquitectura visigoda en la península ibérica. Las labores de investigación y conservación desarrolladas recientemente permiten desentrañar los secretos de esta ciudad legendaria, que continúa revelando claves fundamentales sobre el poder, la religión y la cultura en la Hispania tardoantigua.

Cómo llegar

Para llegar en coche al Parque Arqueológico de Recópolis puedes hacerlo tomando la A-2 desde Madrid en dirección Guadalajara, después enlazar con la N-320 hacia Pastrana, continuar por la CM-2001 hasta Zorita de los Canes y, una vez en el pueblo, seguir la señalización local por la carretera de Almoguera que sube al cerro donde está el Centro de Interpretación y el acceso al yacimiento; allí encontrarás un parking para aparcar tu vehículo.

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