Roberto Guiscardo: «El Zorro» Normando.

Redacción

Roberto Guiscardo

Roberto Guiscardo fue una figura clave en la Edad Media europea. Conocido por su valentía excepcional, así como por su astucia política y militar, este noble guerrero desempeñó un papel fundamental en las conquistas normandas del sur de Italia y Sicilia. Su apellido, «Guiscardo», deriva del término francés antiguo «Viscart», que significa «astuto», razón por la cual también se le decía coloquialmente «zorro». Una denominación otorgada por la habilidad singular que Roberto demostró en el campo de batalla y en las negociaciones políticas.

Orígenes familiares

El joven Roberto nació en el año 1015 como miembro de los Altavilla (también denominado Hauteville) , una familia aristocrática normanda con numerosos descendientes que buscaron fortuna fuera de Normandía debido a la escasez de tierras y riquezas disponibles. Debido a ser hijo de Tancredo de Altavilla, un noble de poco rango y escaso patrimonio, Roberto tuvo que buscar por sí mismo su ascenso social. Esto le llevó a emigrar al sur de Italia, región en la cual muchos aventureros normandos ya se habían establecido como mercenarios al servicio de varios señores locales.

Llegada al sur de Italia

A mediados del siglo XI, Italia meridional se encontraba dividida entre bizantinos, lombardos y árabes, cada uno en constantes conflictos internos. Fue en este contexto donde Roberto, junto a su hermano Drogo de Altavilla, llegó alrededor del año 1047 buscando aprovechar las constantes rivalidades regionales para extender su influencia y autoridad. Inicialmente trabajó como mercenario, organizando tropas normandas para defender los intereses de gobernantes locales, con especial habilidad de sacar ventaja de situaciones adversas y negociaciones estratégicas.

En 1057, tras la muerte de su hermano Hunifredo, líder del condado normando de Apulia, Roberto Guiscardo consiguió tomar poder en la región gracias a sus habilidades diplomáticas y militares. Consolidó rápidamente su liderazgo entre los normandos que lo consideraron su legítimo caudillo. Conquistador audaz, mostró también una gran capacidad organizativa y estableció instituciones administrativas eficaces, fusionando eficazmente la tradición normanda con las estructuras políticas existentes en Italia meridional.

Alianzas estratégicas

Roberto Guiscardo entendía el valor de las alianzas estratégicas, destacando especialmente su matrimonio con Sichelgaita, hija del príncipe lombardo Guaimario IV de Salerno. Gracias a esta alianza política, Roberto pudo fortalecer considerablemente su posición en el sur de Italia, facilitando su trayectoria hacia el poder absoluto en la región.

También mantuvo relaciones diplomáticas excelentes con el papado, especialmente con el Papa Nicolás II y luego con Gregorio VII. El papado contemporáneo consideró en Roberto Guiscardo a un aliado valioso y poderoso frente a amenazas como los emperadores germánicos o los conflictos en el seno de la Iglesia misma. Guiscardo recibió la legitimación papal en su conquista y dominio, siendo proclamado oficialmente por el papa como Duque de Apulia, Calabria y Sicilia en 1059, hecho que además aumentó considerablemente su prestigio personal y político en Europa.

Campañas militares en el sur de Italia y Sicilia

Una parte esencial del éxito de Roberto Guiscardo consistió en sus acciones militares. Durante varias décadas, emprendió importantes campañas para conquistar territorios dominados por bizantinos y por musulmanes en Sicilia. En 1060 inició la difícil conquista de Sicilia, territorio entonces ocupado por emires árabes fragmentados y enfrentados entre sí. Asociado en esta tarea a su hermano menor, Roger de Altavilla (posteriormente conocido como Roger I de Sicilia), Roberto Guiscardo logró establecer en pocos años un poder efectivo en gran parte de la isla. Palermo, una de las principales ciudades sicilianas, cayó en manos normandas en 1072, sentando así las bases del futuro reino normando de Sicilia.

Roberto también realizó notables campañas contra el Imperio Bizantino en la península italiana, culminando sus esfuerzos con la conquista en 1071 de Bari, último enclave bizantino en la península italiana. Este triunfo marcó la retirada definitiva del poder imperial oriental en el sur de Italia, permitiendo a Guiscardo consolidar plenamente su dominio.

Conflictos con el Imperio Bizantino

Los conflictos de Guiscardo con el Imperio Bizantino no se limitaron solamente a Italia. En 1081, animado por conflictos internos del imperio oriental, Roberto lanzó un ambicioso ataque sobre la costa balcánica del Imperio Bizantino, conquistando Durazzo (Durrës) en la actual Albania. Su intención era posiblemente avanzar hacia Constantinopla para establecer un principado normando imperial, aprovechando la inestabilidad interna bizantina. Aunque inicialmente exitoso, esta campaña terminó inconclusa debido a la necesidad de retornar urgentemente a Italia para resolver insurrecciones locales y problemas políticos, entre ellos, amenazas al Papa Gregorio VII.

Muerte y legado

Roberto Guiscardo falleció repentinamente en 1085 en la isla griega de Cefalonia, mientras preparaba una ofensiva significativa contra Bizancio. Su muerte inesperada supuso una pérdida irreemplazable para las conquistas normandas; sin embargo, su legado quedó profundamente asentado en la historia mediterránea. Roberto dejó consolidado un potente ducado normando en Italia, desde el que se desarrollaría posteriormente el rico y floreciente Reino normando de Sicilia.

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