Juan II de Francia: El Rey Cautivo y su Lucha por el Honor

Redacción

Litografía con retrato de Juan II de Francia.

Juan II de Francia, conocido como Juan el Bueno, gobernó entre 1350 y 1364, un periodo convulso en la historia del país. Su reinado estuvo marcado por la Guerra de los Cien Años, una serie de enfrentamientos entre Francia e Inglaterra que duró más de un siglo. Juan II es recordado principalmente por su captura en la batalla de Poitiers, su largo cautiverio en Inglaterra y su intento por preservar el honor de la monarquía francesa.

El Ascenso al Trono y los Primeros Desafíos

Juan II nació en 1319, hijo del rey Felipe VI de Francia y Juana de Borgoña. Tras la muerte de su padre en 1350, ascendió al trono en un contexto de crisis económica y militar. La peste negra había devastado Europa, debilitando la economía y reduciendo drásticamente la población francesa, lo que afectó la capacidad del reino para sostener la guerra contra Inglaterra.

Uno de los primeros actos de su reinado fue la reorganización del ejército y la administración del reino. Sin embargo, su gobierno se vio rápidamente enfrentado a los avances del rey inglés Eduardo III, quien reclamaba el trono de Francia, alegando derechos dinásticos a través de su madre, Isabel de Francia.

La Batalla de Poitiers y el Cautiverio

Uno de los episodios más decisivos de su reinado fue la batalla de Poitiers en 1356. En este enfrentamiento, las tropas francesas, pese a ser superiores en número, fueron derrotadas por el ejército inglés liderado por Eduardo de Woodstock (el Príncipe Negro). La caballería francesa, desorganizada y sin una estrategia clara, cayó ante las tácticas inglesas. En el caos de la batalla, Juan II fue capturado junto con su hijo menor y varios nobles franceses.

Llevado prisionero a Londres, Juan II fue tratado con respeto, pero su cautiverio supuso un duro golpe para Francia. Mientras tanto, en su ausencia, el reino cayó en una profunda crisis política y económica. Su hijo, el delfín Carlos, asumió el control del país, enfrentándose a revueltas internas como la revuelta jacquerie, protagonizada por campesinos hartos de los abusos de la nobleza.

El Tratado de Brétigny

Para asegurar su liberación, Juan II negoció el Tratado de Brétigny en 1360. Este acuerdo impuso condiciones extremadamente desfavorables para Francia:

  • Se cedieron vastos territorios a Inglaterra, incluyendo Aquitania.
  • Se estableció un alto rescate de tres millones de escudos de oro para liberar al monarca.
  • Eduardo III renunció a sus pretensiones sobre el trono de Francia, pero conservó sus conquistas territoriales.

Como garantía de que se cumpliría el pago, algunos nobles y su hijo Luis de Anjou fueron entregados como rehenes a los ingleses.

Pese a la paz momentánea, la situación en Francia seguía siendo inestable y el rescate acordado resultó difícil de pagar en su totalidad. Esto llevó a Juan II a tomar una decisión inesperada y drástica.

Regreso al cautiverio y muerte en Inglaterra (1364)

En 1363, Luis de Anjou, uno de los hijos de Juan II, escapó del cautiverio en Inglaterra, incumpliendo así los términos del Tratado de Brétigny. Este acto puso en entredicho la palabra del rey francés, quien, fiel a su sentido del honor caballeresco, decidió regresar voluntariamente a Inglaterra para reparar su reputación y cumplir su compromiso con el rey Eduardo III.

A su regreso a Londres, Juan II fue recibido con cortesía y tratado con respeto, pero su estancia no dejó de ser la de un prisionero. Su salud, ya debilitada por los años de guerra y las dificultades del cautiverio, comenzó a deteriorarse rápidamente. Finalmente, el 8 de abril de 1364, murió en el Palacio Savoy , una residencia situada a orillas del río Támesis que pertenecía a Juan de Gante, hijo de Eduardo III.

Tras su fallecimiento, su cuerpo fue trasladado a Francia con honores y enterrado en la Basílica de Saint-Denis, el panteón tradicional de los reyes franceses. Su muerte marcó el final de un reinado turbulento y el ascenso al trono de su hijo, Carlos V de Francia, quien asumiría la difícil tarea de restaurar la estabilidad del reino y recuperar el prestigio perdido tras las derrotas sufridas durante la Guerra de los Cien Años..

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