El Castillo de Dover es una de las fortalezas más emblemáticas de Inglaterra, ubicado en los icónicos acantilados blancos de Dover. Conocido como la “Llave de Inglaterra”, ha jugado un papel crucial en la defensa del país desde su construcción en el siglo XII bajo el reinado de Enrique II.
Antes de su reconstrucción medieval, el emplazamiento del castillo ya tenía importancia estratégica. Durante la ocupación romana, se construyó un faro para guiar a las embarcaciones en el Canal de la Mancha, y en la época anglosajona existía una fortificación defensiva en la colina. Sin embargo, fue Enrique II quien convirtió el lugar en una de las fortalezas más imponentes de Europa, diseñando el castillo con un sofisticado sistema defensivo acorde con la arquitectura militar de la época.
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ToggleArquitectura y puntos de interés
El elemento más representativo del castillo es la Gran Torre, una majestuosa estructura de tres plantas que en su época servía como residencia real y símbolo del poder de la monarquía. En su interior, las salas están decoradas con mobiliario de época que recrea la vida en la corte medieval. Enrique II la diseñó para impresionar a sus visitantes, con un diseño normando que combinaba funcionalidad y ostentación.
Otro atractivo imprescindible son los túneles subterráneos, originalmente excavados en el siglo XIII para reforzar las defensas durante los conflictos con Francia. Durante la Edad Media, estos pasadizos servían para el movimiento de tropas y almacenamiento de provisiones. En tiempos más recientes, fueron reutilizados como centro de operaciones militares en la Segunda Guerra Mundial.
El recinto del castillo alberga además la Iglesia de Santa María in Castro, construida en el siglo X, y un faro romano que data del siglo I, testimonio de la antigua presencia del Imperio Romano en la región.
El castillo en la Edad Media
Durante la Edad Media, el Castillo de Dover fue una pieza clave en la defensa del reino inglés. Su diseño original incluía un complejo sistema de murallas concéntricas con torres de vigilancia, fosos y portones reforzados que lo convirtieron en una de las fortalezas más impenetrables de la época.
El castillo también desempeñó un papel clave durante la Guerra de los Barones (1215-1217). Durante el siglo XIII, el rey Juan Sin Tierra reforzó sus defensas en respuesta a la amenaza francesa. En 1216, las tropas de Luis VIII de Francia, aliado con los barones rebeldes ingleses, intentó tomar el castillo. A pesar de los intensos ataques y el colapso de parte de las murallas, la guarnición realista resistió con éxito, obligando a los invasores a retirarse.
Durante los siglos XIV y XV, en el contexto de la Guerra de los Cien Años, el castillo se modernizó con la incorporación de nuevas torres y refuerzos en sus murallas. Su ubicación estratégica lo convirtió en un punto de vigilancia esencial ante las posibles incursiones francesas.
Con la llegada de la pólvora y los cambios en las estrategias militares, muchas fortalezas medievales quedaron obsoletas. Sin embargo, el Castillo de Dover siguió siendo una pieza clave en la defensa costera de Inglaterra. Durante los siglos XVI y XVII, bajo los Tudor y los Estuardo, la fortaleza fue adaptada para resistir ataques de artillería, con la construcción de nuevas baterías de cañones y posiciones defensivas.
Visitar el castillo de Dover
Recorrer el Castillo de Dover es una inmersión en la historia de Inglaterra. Desde la majestuosidad de la Gran Torre hasta los impactantes túneles de guerra, cada rincón del castillo ofrece una visión fascinante del pasado. Las murallas ofrecen vistas espectaculares del Canal de la Mancha y, en días despejados, se puede divisar la costa de Francia.
El castillo organiza visitas guiadas, recreaciones históricas y exhibiciones interactivas para enriquecer la experiencia. Además, eventos especiales como demostraciones de combate medieval y espectáculos de cetrería permiten revivir diferentes épocas de su historia.
Cómo llegar
El Castillo de Dover está ubicado en la costa sureste de Inglaterra, en la ciudad de Dover. Se puede acceder fácilmente en tren desde Londres, con un trayecto de aproximadamente una hora desde la estación de St Pancras hasta Dover Priory. Desde allí, un autobús o taxi lleva a la entrada del castillo.
Para quienes prefieran viajar en coche, la fortaleza se encuentra bien conectada a través de la autopista A2 desde Londres o la M20 desde Folkestone. Hay un aparcamiento disponible para los visitantes.