Godofredo de Bouillón es una de las figuras más destacadas de la Primera Cruzada y de la creación del Reino de Jerusalén. Conocido por su valor, su fe y su sentido de la justicia, dejó una huella importante en la historia medieval y en la tradición caballeresca europea, donde es recordado como uno de los legendarios “Nueve de la Fama». Sigue leyendo para conocer su historia.
Orígenes
Nacido alrededor del año 1060 en Baisy, la actual Bélgica, Godofredo pertenecía a la nobleza franca. Era hijo de Eustaquio II, conde de Boulogne, y de Ida de Bouillon, heredera del ducado de la Baja Lorena. Este linaje le situaba en una posición de notable influencia dentro del mosaico feudal europeo que caracterizaba el Sacro Imperio Romano Germánico de finales del siglo XI.
Tras la muerte de su padre y el fallecimiento prematuro de su hermano mayor, Godofredo heredó el título de duque de la Baja Lorena en 1087, uno de los feudos más estratégicos del imperio, ya que controlaba importantes rutas comerciales y la entrada al reino desde el este.
Primera Cruzada
La situación de los cristianos en Tierra Santa había generado una ola de indignación en Europa. Urbano II, respondiendo a la petición de ayuda del emperador bizantino Alejo I Comneno frente al avance de los turcos selyúcidas, durante el Concilio de Clermont instó a los caballeros cristianos de Europa a tomar las armas para liberar Jerusalén y los Santos Lugares del dominio musulmán. Este llamamiento, pronunciado el 27 de noviembre de 1095, marcó el inicio de la Primera Cruzada.

Godofredo de Bouillón fue uno de los primeros nobles europeos en responder a la llamada papal. Su motivación no solo era religiosa: también pretendía asegurarse la salvación eterna, reforzar su prestigio político y económico y, como muchos otros caballeros, encontrar nuevas oportunidades en Oriente. Para financiar su expedición, Godofredo vendió o hipotecó la mayor parte de sus dominios, demostrando un inquebrantable compromiso con la empresa cruzada.
La conquista de Jerusalén
La Primera Cruzada fue una auténtica epopeya militar. Godofredo de Bouillón lideró uno de los múltiples ejércitos cruzados que, tras superar innumerables penurias, lograron reunirse en Constantinopla. Allí, Godofredo destacó por su habilidad diplomática y su disposición a colaborar con el emperador bizantino Alejo I Comneno, a quien juró lealtad a cambio de apoyo logístico frente a los peligros de Asia Menor.
Durante la travesía hacia Jerusalén, Godofredo protagonizó hazañas militares como el sitio de Nicea, la batalla de Dorilea y la toma de Antioquía. Su capacidad de liderazgo y su astucia le valieron la admiración y lealtad de sus tropas, que le consideraban un ejemplo de caballero cristiano. Finalmente, tras un arduo asedio, los cruzados conquistaron Jerusalén en julio de 1099. La toma de la ciudad, marcada por una feroz resistencia y una cruel matanza posterior, supuso un hito en la historia medieval y en la vida de Godofredo.
Reino de Jerusalén
Después de la conquista de Jerusalén, los cruzados debían decidir quién sería el encargado de gobernar la ciudad santa y organizar el recién fundado Reino de Jerusalén. Dado el prestigio de Godofredo y la estima de los suyos, pronto fue elegido para ostentar el mando aunque, en un gesto característico de humildad y fervor religioso, rechazó el título de rey. Según las crónicas medievales, tras haber rechazado Raiumdo de Tolosa el ofrecimiento de Rey de Jerusalén, este título fue propuesto a Godofredo quien actuó de manera similar a Raimundo diciendo que no llevaba una corona de oro “donde Cristo había llevado una corona de espinas”. En su lugar, aceptó el cargo de o Defensor del Santo Sepulcro, aunque en realidad este título lo convertía de facto en gobernante del Reino de Jerusalén.
Muerte y sucesión
Godofredo de Bouillón murió en Jerusalén en el año 1100, apenas un año después de asumir el gobierno del recién conquistado Reino de Jerusalén. Las causas de su muerte no están del todo claras ya que algunas fuentes indican que murió del disparo de una flecha durante el asedio de Acre y otras fuentes apuntan a que murió de una enfermedad.
Tras su muerte, el gobierno del reino pasó a su hermano Balduino de Boulogne, quien se trasladó desde Edesa para asumir el control y fue coronado como Balduino I, convirtiéndose en el primer rey oficial de Jerusalén. A diferencia de Godofredo, Balduino aceptó plenamente el título de rey, estableciendo la monarquía formal y continuando la organización política y militar del reino. La transición fue relativamente pacífica gracias a la reputación de Godofredo, cuya autoridad y legado facilitaron que su hermano consolidara el poder sin mayores conflictos internos entre los cruzados.
Leyenda
Con el paso del tiempo, la figura de Godofredo de Bouillón trascendió su papel histórico para convertirse en un símbolo del ideal caballeresco. En la tradición literaria y artística de la Baja Edad Media fue incluido entre “Los Nueve de la Fama” (Les Neuf Preux), un grupo legendario de héroes entre los que encontramos a Héctor, Alejandro Magno, Julio César, Josué, David, Judas Macabeo, Carlomagno, el rey Arturo y el mismo Godofredo de Bouillón.
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